martes, 30 de julio de 2013

LO QUE DICE LA CIUDADANÍA


Por: Diana Valencia

Solo recuerdos quedan...

Cuando salía de mi casa me fascinaba caminar bajo la sombra fresca que producían los hermosos árboles que abrazaban la unidad donde aún vivo.

Una mañana todo esto cambio. Entre ruidos de martillos neumáticos y maquinaria pesada, el paisaje por el que transité 25 años comenzaba a desaparecer. Ya se temía lo que iba a pasar, pero el desconcierto, el desacuerdo y la insatisfacción de la comunidad se incrementó con los días. 


Metroplús comenzó el 19 de noviembre de 2010 y su entrega se tenía planeada para el día 18 de abril de 2012. Se le realizaron ampliaciones; incrementando no solo el costo de la obra (y hablamos de miles de millones de pesos) si no también la afectación a la comunidad. 

La fecha de entrega se dio el día 13 de septiembre de 2012. En total fueron casi 22 meses aguantando las incomodidades que día a día aumentaban. Lo que antes era un placer, se transformó en una molestia. Salir a caminar se convirtió en algo tortuoso debido al polvo, la falta de vía frescas para peatones y el flujo de maquinaria pesada en la zona. Teníamos mañanas en las que despertábamos sin agua, gran problema si debías salir a las 6 a.m. a trabajar o si tenias que organizar a tus hijos para llevarlos al colegio. 
Aumentaba el polvo, el desorden, el cemento; pero los privilegios que pensábamos íbamos a adquirir, se disolvían con el tiempo. 

Las molestias incrementaban. Parecía que Metroplús al diseñar el tramo no hubiera pensado en la comunidad. Contábamos con grandes beneficios y de un día para otro estos se esfumaron.

Visitar amigos en Milán e incluso Vallejuelos (justo al frente de donde resido) se convirtió en toda una odisea. Antes simplemente cruzaba la avenida y ahora no hay forma de hacerlo. Es como si hubieran puesto un muro, como si hubieran dividido la ciudad en dos. A esto se le sumó el hecho de que, si vas en un vehículo y te diriges a la unidad, debes manejar casi hasta Sabaneta para hacer la U y poder llegar a casa. Ilógico no? Cuando antes solo ponías la direccional y listo. 

Los cambios fueron enormes y desde mi punto de vista, la mayoría fueron negativos. El verde que nos rodeaba fue cambiado por el color gris del cemento y sobre este, graffitis comenzaron a aparecer. El parque infantil donde pase toda mi infancia desapareció en su mayoría y junto a este, la montaña sobra la cual se encontraba. El cantar de los pájaros, los ruidos que emitían las ardillas y los hermosos colores de un par de guacamayas que siempre nos visitaban, desaparecieron por completo.

Soy una ciudadana más y me duele no haber hecho nada por evitar este desastre. No voy en contra del progreso ni mucho menos de Metroplús, pero podrá esto llamarse desarrollo cuando para quienes se supone son las mejoras, resultan siendo los mayores afectados?
Es hora de ser parte del progreso de nuestra ciudad para evitar inconvenientes como estos. Es hora de dejar la indiferencia a un lado y comenzar a actuar como ciudadanos. 

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